“La iglesia es la expresión viva del amor de Dios en la tierra, unida para servir, transformar y llevar la luz de Cristo al mundo” Rafael E. Mejías
La iglesia es mucho más que un lugar de reunión; es la familia de Dios en la tierra. Jesús prometió: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20, RVR1960). Esto significa que cada vez que nos reunimos en su nombre, Él está presente para guiarnos, fortalecernos y recordarnos que no caminamos solos.
El apóstol Pablo nos recuerda: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Corintios 12:27, RVR1960). La iglesia es un organismo vivo donde cada miembro es necesario. Nadie es pequeño ni insignificante. Cuando servimos, cuando oramos, cuando consolamos, estamos edificando el cuerpo de Cristo. En la iglesia aprendemos a compartir las cargas y a multiplicar las alegrías. Es en la comunión fraternal donde descubrimos la verdadera fuerza de la fe.
Jesús dijo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” (Mateo 5:14, RVR1960). La misión de la iglesia es iluminar en medio de la oscuridad, ser esperanza donde reina el desánimo y mostrar el amor de Cristo en un mundo herido. No basta con abrir las puertas del templo; la iglesia debe salir a servir, alimentar al hambriento, visitar al enfermo y anunciar con valentía el mensaje de salvación. Somos llamados a ser sal y luz, a marcar la diferencia con nuestro testimonio.
Jesús nos dejó la gran comisión: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15, RVR1960). Ser parte de la iglesia significa compromiso: vivir con coherencia, amar con sinceridad y servir con humildad. La iglesia no es un refugio de perfectos, sino el lugar donde Dios transforma vidas y levanta discípulos para su gloria.
La iglesia es un regalo de Dios para la humanidad. En ella encontramos guía, esperanza y compañía. Ser parte de la iglesia significa ser parte de la misión de Cristo en la tierra. El apóstol Pablo nos exhorta: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58, RVR1960).
Finalizamos como de costumbre con nuestra pregunta reflexiva: ¿Qué huella estamos dejando en nuestra iglesia para que sea un verdadero reflejo del amor y la gracia de Cristo?
Referencia
Santa Biblia, Reina-Valera 1960. (1960). Sociedades Bíblicas Unidas.
AMÉEN,AMÉEEN ✨️
Dios lo bendiga mucho profesor, 🙏
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🙌
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Gracias
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