Puerto Rico ha pasado por varios acontecimientos en los últimos años que han trastocado nuestra vida en todos los aspectos. En el año 2017, dos huracanes, Irma y María impactaron a Puerto Rico, uno más fuerte que otro, pero 4 años después, cientos de familias siguen sufriendo y esperando las ayudas para poder reiniciar su vida a la nueva normalidad. El 7 de enero del 2020, amanecimos con movimientos de tierra que estuvieron varios días que se sintieron en todo Puerto Rico, pero, sus efectos mayores fueron (y siguen siendo) en el área sur del País.
Además, desde el 16 de marzo de 2020, la Gobernadora de ese entonces, nos acuarteló en nuestras casas porque el Coronavirus llegó a Puerto Rico, aunque el Secretario del Departamento del Salud, unas semanas antes, dijo al País que no había que preocuparse porque no llegaría a la Isla porque donde se originó estaba muy lejos de Puerto Rico.
Pero uno de los retos y amenazas que como país estamos enfrentando hace tiempo, y que se ha acrecentado, sin ver estrategias para controlarlo y minimizarlo son; la deserción escolar, la falta de escuelas, un currículo que se atempere a nuestra nueva realidad y pensando en la próxima década. Cualquier proyecto de País, tiene que estar vinculado en la preparación académica que le ofrezcamos a nuestros estudiantes.
Es tiempo de que reflexionemos sobre nuestro Departamento de Educación, que es la espina dorsal para cualquier desarrollo que se realice para colocar a Puerto Rico en una posición de avanzada, utilizando nuestra capacidad analítica y de desarrollo de proyectos de envergadura que nos lleve a reconquistar el sitial que teníamos como país y tener una nueva ventaja competitiva frente a otros países
Pero para lograrlo, hay que empezar con el principio. Comencemos a trabajar con la educación, que los padres comprendan que son fundamentales en el proceso educativo de sus hijos. Que el Departamento de Educación, recuerde que tiene como principio el deber a que toda persona reciba una educación que fomente el desarrollo y el fortalecimiento del respeto de los derechos y las libertades fundamentales de cada ser humano, según establece en la Sección 5 de la Constitución de Puerto Rico.
Hay que construir nuevas escuelas en el área Sur de Puerto Rico, evaluar todos los currículos y atemperarlos a las nuevas tendencias globales. Hay que crear espacios educativos que estimulen el desarrollo intelectual de los estudiantes. Hay que tener tecnología en todas las escuelas, pero que funcione, hay que tener bibliotecas con equipo tecnológico de avanzada. Es increíble que le propio Departamento de Educación tiene propuestas para bibliotecas tecnológicas con fondos propios y federales y los municipios, organizaciones sin fines de lucros desarrollan propuestas, pero las propias escuelas no incentivan a sus maestros y bliotecarios a presentar propuestas.
Hay que cambiar los colores de las escuelas, no debe haber ni una sola escuela sin acondicionadores de aires, sin internet pero que funcione. Hay que esforzarse para que los maestros, que deberían llamarse profesores, remunerarlos según sus años de experiencas, preparación académica y como salen sus estudiantes académicamente. Por último, pero no menos importante, hay que integrar a los padres y comunidad a la escuela.
Termino mi reflexión, con unas palabras que escribí en la tercera edición de esta revista electrónica. La educación tiene un rol importantísimo en la economía de Puerto Rico. Debemos propiciar una visión de avanzada que defina el modelo de educación que se aspira tener en Puerto Rico para un mundo globalizado en el contexto histórico que representa el siglo XXI.
Referencias
de Puerto Rico, E. L. A. (1952). Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. San Juan, PR. Recuperado de http://www.lexjuris.com/lexprcont.htm